jueves, 18 de agosto de 2016

Feliz cumpleaños, Chino Laborde

Walter "Chino" Laborde
Walter “Chino” Laborde nació en Avellaneda, Provincia de Buenos Aires el 18 de agosto de 1972. Es cantor de tango… 

Y fue allí mismo donde tuvo sus primeros contactos con el espíritu del tango. En una casa donde el tango animaba las fiestas familiares y un abuelo herrador de caballos y bandoneonísta aficionado y una tía “especie de Virginia Luque” (Laborde dixit) eran los números principales, un pequeño Chino Laborde de apenas dos años sorprendía a los concurrentes cantando el tema de Aníbal Troilo “Te llaman malevo”, canción de moda en la época gracias a la telenovela Te llaman Malevo protagonizada por Rodolfo Bebán. 

Pero el tango no sería una de las pasiones del Chino Laborde sino hasta pasada la adolescencia y una vez que dejó atrás otras 2 pasiones: el rock y el fútbol. Admirador de Deep Purple, Black Sabbath y Kiss, Laborde soñaba con ser estrella de rock al tiempo que iniciaba una trunca carrera como zaguero central en varios clubes de primera línea. Así, Laborde pasó su adolescencia deambulando por cantobares donde imitaba a los popes del rock nacional mientras paralelamente pasaba por las inferiores de Arsenal, Independiente y Lanas. 

El final de esta etapa llegó cuando Laborde, luego de apenas unos minutos en la primera de El Porvenir se lesionó para nunca más volver a una cancha como profesional. Al mismo tiempo se desilusionaba del mundillo del rock. Recién a mediados de la década del 90’ comenzó a probar suerte con el tango. Claro que la primera experiencia no fue del todo satisfactoria: "Me probé en un par de concursos: perdí y me agarró una angustia bárbara”, relata en una de sus entrevistas. Sin embargo, por esa misma época se estaba formando el núcleo de lo que pronto sería La Orquesta Típica Fernández Fierro. Sin saberlo, el Chino Laborde ya tenía un lugar de privilegio reservado en la nueva guardia del tango. 

Para inicios de 2000, Walter Chino Laborde ya estaba cantando en la Orquesta Típica Fernández Fierro que por ese entonces llevaba el nombre de la Fernández Branca (nombre que mantuvo hasta el 2001) una formación integrada por músicos de la Escuela de Música Popular de Avellaneda. Laborde y dirigida por el pianista Julián Peralta, de aspecto informal que adhieren fervorosamente al estilo de Osvaldo Pugliese. Como un fanático más sigue las presentaciones de la formación hasta que rinde una prueba para ser la voz de la agrupación, aprueba y se convierte en la voz de la naciente orquesta. 

La orquesta Típica Fernández Fierro comienza a hacerse célebre en el ambiente tocando al aire libre en la calle Defensa con una actitud más cercana a una banda de rock que a una formación de música ciudadana. Dos años después el éxito es tan grande que la formación comienza a girar por escenarios europeos. Walter Chino Laborde también presta su voz a la Orquesta Sans Souci, donde se pone moño y gomina para recrear clásicos de los 40`. “La Sans Souci es recrear el estilo de Miguel Caló. Ahí tengo que ser un poco Berón, un poco Iriarte, un poco Podestá, un poco Rufino..., agregándole cada tanto un poco del “Chino” Laborde. 

La Fernández Fierro, en cambio, es ser uno mismo”, explica el cantante en una entrevista. Laborde: histrionismo y desprejuicio en escena Walter Chino Laborde no estudió actuación, pero parecer llevar esa impronta en sus genes. En su corta carrera ya alternó el teatro (debutó en El Romance del Romeo y la Julieta con Guillermito Fernández y Florencia Peña en el 2001 y más tarde formó parte del elenco de Discepolín y yo con Diego Peretti y Roberto Carnaghi), con el cine (encarnó a Alberto Castillo en la película Luna de Avellaneda dirigida por Juan José Campanella) y la televisión (participó de la miniserie Vientos de agua, emitida por Canal 13). Su desparpajo y ductilidad también lo llevan a oficiar de maestro de ceremonias en presentaciones propias y ajenas. 

«Yo mamé el tango desde chico, con mi abuelo, mi vieja y el asfalto de Sarandí», confesó en una nota periodística en marzo de 2005. En la misma menciona la relación con su abuelo, que era bandoneonista y un impulsor de su futura carrera, pero por, sobre todo, alguien muy importante en la vida del cantor. 

Un dato llamativo constituye su afición a cantar rock. En otra entrevista el Chino dice al respecto: «Yo canto rock casi como una terapia. En el rock, me camuflo, soy un cantante que quiere ser gente, me permito la licencia de no ser yo. En cambio, cuando canto tangos soy El Chino, sin maquillajes. Porque yo soy un cantor de tangos que tiene por hobby cantar en una banda de rock». Otra cosa, también curiosa, es su trabajo como actor, presentando la serie erótica Tango, danza prohibida, que transmite el canal de cable Playboy. 

Con la Fernández Fierro llegó al disco en dos ocasiones: Envasado en origen, octubre y noviembre de 2001 y Destrucción masiva, agosto de 2003. 

Con su amigo y guitarrista Diego Kvitko grabó en 2006, otro disco con el título “Tango Tango”, donde destacamos su versión de “Antiguo reloj de cobre” y “Milonga de carnaval”, de Kvitko. 

Con la Sans Souci dejó registrado entre otras bellas páginas: “Después”, “Que te importa que te llore” y “Marión”. 

Asimismo, participó en un DVD, Buenos Aires, días y noches de tango, con una presentación de Horacio Ferrer, donde también están la orquesta de Leopoldo Federico y el conjunto de guitarras de Horacio Avilano. Walter interpreta: “Barrio pobre”, “Mensaje” y el vals “Bajo un cielo de estrellas”. 

Para finalizar, nuestro deseo que este simpático y auténtico muchachito porteño no cambie su modo de cantar, porque según nuestro gusto, tiene un exitoso presente y un gran porvenir. 




Tango: Destellos 
Música: Francisco Canaro 
Letra: Juan Andrés Caruso 
Intérprete: Chino Laborde 



Las letras de Tango reflejan la vida misma. Reflejan el dolor, el placer, la nostalgia, alegrías y tristezas. A través de ellas te invito a pensar!

Letra:
Para ahogar hondas penas que tengo,
que me matan y que no se van,
yo levanto temblando en mis manos
esta copa de rubio champán.
Los invito conmigo a beber
que bebiendo se habrán de olvidar
los destellos de amores perdidos
que suelen los ojos de llanto nublar.

Yo he sabido otras veces beber
en la fuente de sus labios rojos
y la luz de sus lánguidos ojos
muchas noches de amor me embriagó.
Pero, amigos, ella me olvidó
y en el fino cristal de esta copa
me parece que veo la boca
que mil veces mi boca besó.

En mi alma quedaron destellos
de ese amor que no se irá jamás
pues, por más que lo intento, no puedo
esa luz que me quema apagar.
Si esta noche borracho me ven
a mí mismo me quiero engañar
y es por eso que, amigos, invito:
Bebamos, me quiero aturdir con champán.