sábado, 28 de febrero de 2015

Feliz aniversario, Tito Reyes

Tito Reyes
Tito Cosme Sconza, más conocido como Tito Reyes, de origen italiano, nació el 28 de febrero de 1928 en Valentín Alsina, Provincia de Buenos Aires, República Argentina.

Actuó con la orquesta de Aníbal Troilo durante 11 años. Fue el último cantante de las grabaciones de "Pichuco". Trabajó por más de una década con el célebre bandoneonista. Fue el último cantor y el que le cantó al "El último farol" de Troilo y Cátulo Castillo, porque se dice que ese fue el último de los 23 títulos que registró con el fuelle mayor de Buenos Aires.

Tito Reyes y Aníbal Troilo
Claro que su vida artística no comenzó ni terminó allí. Gardeliano de alma, la afición por el canto comenzó en los cafés, mientras probaba distintos oficios (ayudante de zapatero, empleado de corralón de materiales, soldador). Hasta que se tomó la cosa más en serio: "Hice una gira por el interior tirando la manga, acompañado por un buen guitarrista, Héctor Arbelo. "Y un 6 de enero, a principios de los años 50, dejé de lado el apellido familiar y adopté mi nombre artístico".

Los comienzos profesionales de Reyes fueron allá por 1948 con un comienzo solista, en compañía de guitarras, antes de ingresar en la orquesta de Roberto Caló. Una década después formó parte de la embajada tanguera conformada por Miguel Caló para visitar ciudades de Brasil. Luego fue convocado por Joaquín Do Reyes y hacia mediados de la década del sesenta arribó a la agrupación de Aníbal Troilo, donde se hizo más conocido.

Mucho tiempo después, cuando Pichuco ya no estaba, Reyes se largó a la composición y hasta le dedicó un tema. "Pichuco decía que yo tenía que haber nacido 20 años antes", aseguraba Reyes en una entrevista. "Para mí las letras nos enseñan la historia. ¿Las actuales? Hay que esperar 20 años para saber qué pasa", decía 8 años atrás, en el borde del nuevo milenio.

"Soy de un momento en el que el tango ya era pasado. Mis 6 hermanos eran el pasado, porque eran mayores que yo, me llevaban como 10 años y me transmitían el aire de esos viejos tangos. Creo que todo ese clima se incorporó a mí, en mi subconsciente y está en mi personalidad a la hora de cantar", contaba a LA NACION, poco después.

A mediados de la década del 90 comenzó a grabar para el sello Melopea, que dirige Litto Nebbia. Para esta casa disquera registró 3 placas y participó en otros proyectos. El primer álbum fue un tributo a Gardel editado en 1995, el segundo fue “Vuelve el tango” de 1997, y el tercero “Dice y canta el lunfardo porteño”, editado en 2000. Además, en España se publicó en 2005 un compilado de estos materiales con el nombre “El último zorzal” (como muchos lo llamaban). Entre algunas de sus participaciones en registros de otros músicos se puede recordar su recitado en el final del disco de Nebbia “El hombre que amaba a todas las mujeres”.

El último año Tito Reyes hizo ciclos de actuaciones en el local Pigmalión y también se presentó dentro del programa de bares notables, organizado por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

Tango: Un tango para el recuerdo
Música: Rafael Del Bagno
Letra: Antonio Cantó
Orquesta: Aníbal Troilo
Intérprete: Tito Reyes


Las letras de Tango reflejan la vida misma. Reflejan el dolor, el placer, la nostalgia, alegrías y tristezas. A través de ellas te invito a pensar!

Letra:
Cuando vine pa´ este barrio, de la mano de mis viejos
Era un pibe que soñaba con los cuentos de Vigil,
Y aprendí desde purrete a charlar con las estrellas
Y encontré por esa huella a mi barra juvenil.

Cuando surgió la cortada de aquel barrio del recuerdo
Sobre su lomo de tierra dimos vida a la ilusión,
Una pelota de veinte, una vieja camiseta
Y aquel cuadro inolvidable, que se llamó “Tradición”.

Por qué calles se perdieron
Los amigos de mi barra,
Ya no está la muchachada
En la rueda del café.
Y al rumbear para mi casa 
Ya no voy pa´ la otra pieza,
A darle un beso a la vieja
Porque también se me fue.

Cuando vine pa´ este barrio, ni siquiera imaginaba
Que en la vida me aguardaban tropezones por doquier,
Menos mal que Dios ha puesto una flor en mi camino
Perfumando mi existencia el amor de una mujer.

De aquel ayer me ha quedado este cofre de recuerdos
Apretado en lo más hondo de este viejo corazón,
Qué alegría al recordarlos, cuántas penas, cuántos sueños
Que ni el viento de los años de mi alma los borró.