domingo, 2 de febrero de 2014

Feliz aniversario... varón del tango

Julio Sosa
Un día como hoy, 2 de febrero de 1926 nació en Las Piedras, departamento de Canelones, Uruguay, Julio María Sosa Venturini, más conocido como Julio Sosa “El varón del tango”, hijo de Luciano Sosa y Ana María Venturini.

Sin lugar a dudas, Julio Sosa fue el último cantor de tango que convocó multitudes. Y en ello, poco importó que casi la mitad de su repertorio fuera idéntico al de Carlos Gardel, aunque también es cierto que interpretó algunos títulos contemporáneos. Como dice el investigador Maximiliano Palombo, fue una de las voces más importantes que tuvo el tango en la segunda mitad de los años 50 y principios de los 60, época en que la música porteña pasaba por un momento no demasiado feliz".

Quedó su recuerdo, sobre todo en la generación que lo vio surgir y en las posteriores, como una de las más reconocibles e insoslayables figuras de la historia del tango.

Apenas terminados los estudios primarios, la pobreza lo llevó a enfrentar la vida con cualquier changas que se le presentara. De ese modo, ejerció las más diversas ocupaciones: ayudante de mercachifle, vendedor ambulante de bizcochos, podador municipal de árboles, lavador de vagones, repartidor de farmacia, marinero de segunda en la aviación naval...

Pero sus ambiciones eran otras. Y tras esas ambiciones, intervenía en cuanto concurso de cantores se le pusiera a tiro.

Por entonces, se inició profesionalmente en la ciudad de La Paz, Uruguay como vocalista de la orquesta de Carlos Gilardoni. Se trasladó luego a Montevideo, para cantar con las de Hugo Di Carlo, Epifanio Chaín, Edelmiro "Toto" D'Amario y Luis Caruso. Con esta última, llegó al disco, donde dejó 5 interpretaciones para el sello Sondor en 1948.

En junio del año siguiente, ya estaba en Buenos Aires cantando en cafés, como él Los Andes, de la esquina de Jorge Newbery y Córdoba. También "realizó una prueba —señala Palombo— en la orquesta típica de Joaquín Do Reyes, pero el director consideró que la voz de Sosa era un tanto dura para el estilo interpretativo de su agrupación".

En agosto, lo descubrió el letrista Raúl Hormaza, que no demoró en acercarlo a Enrique Mario Francini y Armando Pontier, que andaban con ganas de sumar un nuevo cantor al que ya tenían en su típica, Alberto Podestá. De ganar 20 pesos por noche en el café, pasó a los 1.200 mensuales con Francini-Pontier.

En abril de 1953, pasó a la típica de Francisco Rotundo, con la que grabó en Odeón y de cuyas placas se recuerdan aún verdaderas creaciones como las de "Justo el 31", "Bien bohemio" y "Mala suerte".

En junio de 1955 ingresó en la de Armando Pontier y registró sus grabaciones en Victor y Columbia. "La gayola", "¡Quién hubiera dicho!", "Padrino pelao", "Martingala", "Abuelito", "Camouflage", "Enfundá la mandolina", "Tengo miedo", "Cambalache", "Brindis de sangre" o "No te apures, Carablanca" fueron algunos de sus clásicos en esa etapa en que el éxito estaba ya completamente de su parte. 

En 1960 reveló su otro aspecto artístico, el de poeta, con la publicación de un único libro, "Dos horas antes del alba". También incursionó en la letra tanguera con una muestra "Seis años", que lleva música de Edelmiro D'Amario.

A comienzos de 1960, se desvinculó de Pontier decidido a iniciar su etapa de solista. Convocó, entonces, al bandoneonista Leopoldo Federico para que organizara su orquesta acompañante. Con ella comenzó a grabar para el mismo sello en que lo hacía con Pontier, Columbia, en 1961, cuando ya estaba firmemente emplazado en el gusto popular.

El periodista Ricardo Gaspari, titular del departamento de prensa y promoción de la grabadora, lo bautizó "El varón del Tango" y de igual modo tituló a su primer larga duración. Todo parecía marchar viento en popa. Sólo había un inconveniente, enfrentarse al poderoso auge de la denominada "Nueva Ola", el show business de turno, con el que se venían cercenando nuestras raíces culturales en la juventud de la época. Pese al riesgo que ello parecía representar, Sosa logró una venta de discos impensable para un intérprete tanguero de aquellos días y tan abultada como la de cualquier cantante "nuevaolero".

Ese enfrentamiento con la "Nueva Ola" se representó a la perfección en la escena que protagonizó para la película "Buenas noches, Buenos Aires" (1964), en la que entonó y bailó con Beba Bidart "El firulete", ante unos jóvenes "twisteros" que terminaban por pasarse a los cortes y quebradas.

La realidad no estaba lejos; Sosa logró que una juventud desorientada volviera a la música que le pertenecía. Es por ello que quienes eran jóvenes entonces han olvidado las tonterías de las letras "nuevaoleras" y siguen escuchando al cantor de Las Piedras.

El día 24 de noviembre de 1964 había cantado por radio su último tango, "La gayola". El final parecía profético "pa" que no me falten flores cuando esté dentro "el cajón". “Aporte: Roberto Selles”

Versos: Porqué canto así
Letra: Celedonio Flores
Bandoneón: Leopoldo Federico
Intérprete: Julio Sosa

Las letras de Tango reflejan la vida misma. Reflejan el dolor, el placer, la nostalgia, alegrías y tristezas. A través de ellas te invito a pensar!

Letra:
Pido permiso, señores,
este tango habla por mí,
y mi voz entre sus sones
dirá por qué canto así.


Porque, cuando pibe,
me acunaba en tangos
la canción materna
pa’ llamar el sueño
y escuché el rezongo
de los bandoneones
en el empedrado
de mi patio viejo.


Porque vi el desfile
de las inclemencias,
con mis pobres ojos,
llorosos y abiertos.
Y en la triste pieza
de mis buenos viejos,
cantó la pobreza
su canción de invierno.


Y yo me hice en tangos,
me fui modelando
en barro, en miseria,
en las amarguras
que da la pobreza.
En llantos de madre,
en la rebeldía
del que es fuerte y tiene
que cruzar los brazos
cuando el hambre viene.


Y yo me hice en tangos,
porque el tango es macho,
porque el tango es fuerte,
tiene olor a vida,
tiene gusto a muerte.


Porque quise mucho
y porque me engañaron,
y pasé la vida
masticando sueños.
Porque soy un árbol
que nunca dio frutos,
porque soy un perro
que no tiene dueño.


Porque tengo odios
que nunca los digo,
porque, cuando quiero,
me desangro en besos.
Porque quise mucho
y no me han querido,
por eso canto tan triste,
por eso canto así.


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Tango: Soledad
Música: Carlos Gardel
Letra: Alfredo Le Pera
Intérprete: Julio Sosa

Las letras de Tango reflejan la vida misma. Reflejan el dolor, el placer, la nostalgia, alegrías y tristezas. A través de ellas te invito a pensar!

Letra:

Yo no quiero que nadie a mi me diga
que de tu dulce vida tu ya me has arrancado.
Mi corazón una mentira pide
para esperar tu imposible llamado.
Yo no quiero que nadie se imagine
como es de amarga y honda mi eterna soledad.
pasan las noches y el minutero muele
la pesadilla de su lento tic tac.


En la doliente sombra de mi cuarto al esperar
sus pasos que quiza no volveran,
a veces me parece que ellos detienen su andar
sin atreverse luego a entrar.
Pero no hay nadie y ella no viene,
es un fantasma que crea mi ilusion
y que al desvanecerse va dejando su vision
cenizas en mi corazón.


En la plateada esfera del reloj
las horas que agonizan se niegan a pasar.
Hay un desfile de extrañas figuras
que me contemplan con burlon mirar.
Es una caravana interminable
que se hunde en el olvido con su mueca espectral.
Se va con ella tu boca que era mia.
Solo me queda la angustia de mi mal.