Astor Piazzolla |
Astor Piazzolla, tal como hemos resaltado de tantos otros tangueros, es hijo de inmigrantes italianos, que desembarcaron en Argentina desde su amada Sicilia. Sin embargo, no por mucho tiempo, ya que antes de que el pequeño Piazzolla cumpliera 3 años, partieron hacia Nueva York, Estados Unidos. Allí transcurrió su niñez, y dio sus primeros pasos en el tango, ya que a la temprana edad de 8 años tomó sus primeras clases de bandoneón. Pero la anécdota no termina allí, ya que por esas casualidades de la vida, tuvo la oportunidad de conocer a Carlos Gardel, ya consagrado por aquella época, quien estaba filmando la película “El día que me quieras” en la ciudad de Nueva York, y quien lo hizo participar en el film como extra en el papel de canillita.
Su inserción en el medio tanguero de Buenos Aires comenzó en 1938, precisamente la época en que el tango despertaba aceleradamente de su relativo letargo, iniciado alrededor de 1930. La relación de Piazzolla con ese medio fue complicada, mezcla de amor y desprecio, de admiración y resquemor. Pero su lucha, que era la de un artista tan dotado como innovador, contra la mediocridad y el conservadurismo.
En 1938 llegó a Buenos Aires, donde, luego de pasar brevemente por varias orquestas, fue incorporado a la del bandoneonista Aníbal Troilo, Además de bandoneón de fila, Astor fue allí arreglador y ocasional pianista, en reemplazo de Orlando Gogni (o Goñi).
El ímpetu renovador de Astor comenzó a desplegarse en 1944, cuando abandonó a Troilo para dirigir la orquesta que debía acompañar al cantor Francisco Fiorentino.
Tras aquella experiencia inaugural, Astor lanzó su propia orquesta en 1946, todavía ajustada a los cánones tradicionales del género. Como tal se instaló desde su inicio entre las agrupaciones más avanzadas, junto a las de Horacio Salgán, Francini-Pontier, Osvaldo Pugliese, Alfredo Gobbi y el propio Troilo. Entre sus cantores sobresalió Aldo Campoamor.
En los primeros años '50 Piazzolla dudó entre el bandoneón y el piano, y pensó volcarse a la música clásica, en la que ya venía incursionando como compositor. Con esas ideas se trasladó en 1954 a Francia, becado por el Conservatorio de París, pero la musicóloga Nadia Boulanger lo persuadió de desarrollar su arte a partir de lo que le era más propio: el tango y el bandoneón. Allí graba en 1955, con las cuerdas de la Orquesta de la Opera de París, Martial Solal al piano y él mismo en bandoneón, 16 temas, todos suyos salvo dos. Aquello fue un nuevo torrente de asombrosa melopea, con tangos como "Nonino" (antecedente del célebre "Adiós, Nonino", emocionada despedida a la muerte de su padre), "Marrón y azul", "Chau, París", "Bandó", "Picasso" y otros.
Luego de haberse instalado durante algún tiempo en Nueva York, al retornar a Buenos Aires en 1960 creó otro de los conjuntos fundamentales de su trayectoria: el Quinteto Nuevo Tango (bandoneón, piano, violín, guitarra eléctrica y contrabajo), que causó furor en ciertas franjas de público, entre ellas el universitario.
En 1965 ofrece un concierto con el Quinteto en el Philarmonic Hall of New York, dando a conocer la Serie del Diablo y la completada Serie del Ángel, además de "La mufa". A su vez, graba en Buenos Aires una serie de excepcionales composiciones suyas sobre poemas y textos de Jorge Luis Borges (con su mitología de cuchilleros de arrabal), con el cantor Edmundo Rivero y el actor Luis Medina Castro. Ese mismo año dio a conocer "Verano porteño", primero de los valiosísimos tangos que conformarán las Cuatro Estaciones.
Comienza luego su producción con el poeta Horacio Ferrer, con quien creó la operita "María de Buenos Aires" (que comprende el admirable "Fuga y misterio") y una sucesión de tangos. En 1969 lanzaron "Balada para un loco" y "Chiquilín de Bachín", grabados con la cantante Amelita Baltar y con el cantor Roberto Goyeneche proporcionándole a Piazzolla éxitos masivos.
Astor Piazzolla |
Piazzolla retornó a Buenos Aires donde continuó con sus innumerables éxitos.
Hoy por hoy, Astor Piazzolla, es sin dudas considerado uno de los más reconocidos bandoneonistas a nivel internacional, habiendo traspasado los límites geográficos y culturales, llevando el tango a todos los rincones del mundo.
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