Alberto Echagüe |
En el año 1932 es cantor de la orquesta de Ángel D’Agostino, actuando en el cabaret Casanova y en el teatro París. Es el propio D’Agostino quien le presenta a Juan D’Arienzo, que lo invita a Radio El Mundo a escuchar su orquesta. Allí se produce la chispa que enciende uno de los binomios más populares del ´40: D’Arienzo-Echagüe.
En el libro “El tango y sus intérpretes” cuentan que en esa ocasión cuando la orquesta interpretaba el tango “Madre”, Alberto Echagüe le hace una seña a D’Arienzo ofreciéndose para cantar el estribillo. El maestro, con la cabeza, contesta afirmativamente y Echagüe canta. Al rato llega el director artístico de la radio pregunta quién cantó, D’Arienzo le contesta, y el director le dice: “Ese es el cantor de tu orquesta”.
Actúan en el cabaret Chantecler, en Radio El Mundo en bailes y clubes. El suceso es impresionante, dejando un disco con 27 temas, comenzando por “Indiferencia”, y terminando con “Trago amargo”. Ese período duró desde el 4 de enero de 1938, hasta el 22 de diciembre de 1939.
Echagüe se aleja de la orquesta de D´arienzo tentado por el pianista Juan Polito, y continúa su labor con este, actuando en la clásica confitería Richmond, además de bailes y actuaciones en clubs y teatros de barrio.
La relación de Echagüe con “El Rey del compás” tuvo varias etapas, que se prolongan hasta el año 1975. La segunda de ellas comienza en 1944 y va hasta 1957, es la más prolongada, y también la más exitosa. La combinación del cantor con la orquesta más la calidad de los temas y el repertorio, estaban apuntados al éxito.
El otro cantor de la orquesta era Armando Laborde que, por su estilo y características vocales era un ideal complemento al trabajo de Echagüe. Tanto es así que en el año 1957 ambos se separan de la orquesta y forman una propia con la dirección del bandoneonista Alberto Di Paulo. En 1960, ingresa a la orquesta de Juan Sánchez Gorio y actúa en Radio El Mundo, grabando 2 temas.
Alberto Echagüe ya era un solista consagrado, actuaba en bailes, radio y televisión. En 1968 comienza la tercera y última etapa con el maestro D’Arienzo. De esta época podemos destacar el tango “Mala suerte”, y “Vamos Topo todavía”, dedicado al jockey uruguayo Vilmar Sanguinetti. Alberto Echagüe fue un viajero incansable, recorrió toda América y Estados Unidos, donde estuvo en 5 oportunidades.
Fue el cantor más importante de la orquesta, el más taquillero, pero además, un caballero, un hombre de bien al que nunca la fama lo mareó, supo formar una familia y ganarse el cariño de todos los que lo conocieron.
Desde la ciudad de Rosario quien lo vio nacer, este es mi humilde homenaje…
Tango: Paciencia
Música: Juan D´arienzo
Letra: Francisco Gorrindo
Intérprete: Alberto Echagüe
Las letras de Tango reflejan la vida misma. Reflejan el dolor, el placer, la nostalgia, alegrías y tristezas. A través de ellas te invito a pensar!
Letra:
Anoche, de nuevo te vieron mis ojos;
anoche, de nuevo te tuve a mi lao.
¡Pa qué te habré visto si, después de todo,
fuimos dos extraños mirando el pasao!
Ni vos sos la misma, ni yo soy el mismo.. .
¡Los años! ... ¡La vida!... ¡Quién sabe lo qué!...
De una vez por todas mejor la franqueza:
yo y vos no podemos volver al ayer.
Paciencia...
La vida es así.
Quisimos juntarnos por puro egoísmo
y el mismo egoísmo nos muestra distintos.
¿Para qué fingir?
Paciencia...
La vida es así.
Ninguno es culpable, si es que hay una culpa.
Por eso, la mano que te di en silencio
no tembló al partir.
Yo tengo un retrato de aquellos veinte años
cuando eras del barrio el sol familiar.
Quiero verte siempre linda como entonces:
lo que pasó anoche fue un sueño no más.
anoche, de nuevo te tuve a mi lao.
¡Pa qué te habré visto si, después de todo,
fuimos dos extraños mirando el pasao!
Ni vos sos la misma, ni yo soy el mismo.. .
¡Los años! ... ¡La vida!... ¡Quién sabe lo qué!...
De una vez por todas mejor la franqueza:
yo y vos no podemos volver al ayer.
Paciencia...
La vida es así.
Quisimos juntarnos por puro egoísmo
y el mismo egoísmo nos muestra distintos.
¿Para qué fingir?
Paciencia...
La vida es así.
Ninguno es culpable, si es que hay una culpa.
Por eso, la mano que te di en silencio
no tembló al partir.
Yo tengo un retrato de aquellos veinte años
cuando eras del barrio el sol familiar.
Quiero verte siempre linda como entonces:
lo que pasó anoche fue un sueño no más.