Atahualpa Yupanqui |
Inicialmente estudió violín con el Padre Rosáenz, el cura del pueblo. Más tarde aprendió a tocar la guitarra en la ciudad de Junín con el concertista Bautista Almirón, quien sería su único maestro. Inicialmente vivió en Junín en la casa de Almirón; posteriormente regresó al pueblo de Roca y viajaba 16 kilómetros a caballo para tomar las lecciones en la ciudad.
En 1917 con su familia pasó unas vacaciones en Tucumán, y allí conoció un nuevo paisaje y una nueva música, con sus propios instrumentos, como el bombo y el arpa india, y sus propios ritmos, la zamba, entre ellos.
La temprana muerte de su padre lo hizo prematuramente jefe de familia. Jugó tenis, boxeó y se hizo periodista. Fue improvisado maestro de escuela, luego tipógrafo, cronista, músico y fundamentalmente, agudo observador del paisaje y del ser humano. A los 19 años de edad, compuso su canción "Camino del Indio". Emprendió un viaje a Jujuy, Bolivia y los Valles Calchaquíes.
En 1931 recorrió Entre Ríos, afincándose un tiempo en Tala. Participó en la fracasada sublevación de los hermanos Kennedy, en la cual estuvieron envueltos también el coronel Gregorio Pomar y Arturo Jauretche, que inmortalizó la patriada en su poema gauchesco El Paso de los Libres.
Después de esta derrota debió exiliarse en Uruguay. Pasó por Montevideo, para luego dirigirse al interior oriental y el sur del Brasil.
En 1934 reingresó a la Argentina por Entre Ríos y se radicó en Rosario. En 1935 se estableció en Raco, provincia de Tucumán. Pasó brevemente por la ciudad de Buenos Aires —donde diversos intérpretes comenzaban a popularizar sus canciones— para actuar en radio. Recorrió después Santiago del Estero, para retornar por unos meses a Raco en 1936.
Realizó una incursión por Catamarca, Salta y Jujuy. Más tarde visitó nuevamente el Altiplano en busca de testimonios de las viejas culturas aborígenes. Retornó a los Valles Calchaquíes, recorrió a lomo de mula los senderos jujeños y residió por un tiempo en Cochangasta, provincia de La Rioja.
Atahualpa se fue a Europa en 1949. Édith Piaf lo invitó a actuar en París el 7 de julio de 1950. Inmediatamente firmó contrato con "Chant du Monde", la compañía de grabación que publicó su primer LP en Europa, "Minero soy", que obtuvo el primer premio de Mejor Disco de la Academia Charles Cros, que incluía 350 participantes de todos los continentes en el Concurso Internacional de Folclore. Posteriormente, viajó extensamente por Europa.
En 1952, Yupanqui regresó a Buenos Aires, donde rompió su relación con el Partido Comunista, lo que hizo más fácil para él concertar actuaciones en radio. Mientras que con su esposa Nenette construía su casa de Cerro Colorado (Córdoba), Yupanqui recorría el país. Musicalizó las películas Horizontes de piedra (1956), basada en su libro Cerro Bayo y Zafra (1959), actuando también en las mismas.
El reconocimiento del trabajo etnográfico de Yupanqui se generalizó durante la década de 1960, y con artistas como Mercedes Sosa, Alberto Cortez y Jorge Cafrune grabaron sus composiciones y lo hicieron popular entre los músicos más jóvenes, que se refieren a él como Don Ata.
Yupanqui alternaba entre sus casas en Buenos Aires y Cerro Colorado. Durante 1963 y 1964, realizó una gira por Colombia, Japón, Marruecos, Egipto, Israel e Italia. En 1967 realizó una gira por España estableciéndose finalmente en París.
Volvió periódicamente a la Argentina y apareció en Argentinísima II en 1973, pero estas visitas se hicieron menos frecuentes cuando la dictadura militar de Jorge Videla llegó al poder en 1976.
En 1985 obtuvo el Premio Konex de Brillante como mayor figura de la historia de la música popular argentina. En 1986 Francia lo condecoró como Caballero de la Orden de las Artes y las Letras. En 1987 volvió al país para recibir el homenaje de la Universidad Nacional de Tucumán.
Debió internarse en Buenos Aires en 1989 para superar una dolencia cardíaca, pese a lo cual en enero de 1990 participó en el Festival de Cosquín.
Sin embargo, a los pocos días Yupanqui cumplió un compromiso artístico en París. Volvió a Francia en 1992 para actuar en Nîmes.
NOTA: Vale destacar que si bien el maestro Don Osvaldo Pugliese siempre se dedicó exclusivamente al tango, han habido ocasiones especiales, como ésta, o como sucedió en la canción "Si se calla el cantor" de Horacio Guarany (http://www.bertosabinotango.blogspot.com/) y otros tantos, en los que apartándose del 2x4 abrazó la música popular argentina, el folclore, e hizo arreglos en tiempo de tango en aquellos temas que, ya sea por su compromiso social, significado popular o sentimiento patrio, consideró meritorios y a su vez tuvo el honor de tocar junto a su orquesta. Quizás sea por ello, entre otros "detalles" tales como su excepcional música e interpretación, que hacen que yo sea un ferviente admirador del maestro Don Osvaldo Pugliese. Su gran sentido social y patrio, trasciende su música y cala hondo en quienes lo admiramos. Seguramente tal admiración es la razón de las frecuentes menciones y publicaciones sobre él en mi blog. Espero que lo disfruten tanto como yo!
Canción: Los Hermanos
Compositor: Atahualpa Yupanqui
Arreglos: Don Osvaldo Pugliese
Orquesta: Don Osvaldo Pugliese
Intérprete: Abel Córdoba
Las letras de Tango reflejan la vida misma. Reflejan el dolor, el placer, la nostalgia, alegrías y tristezas. A través de ellas te invito a pensar!
Letra:
Yo tengo tantos hermanos
Que nos los puedo contar,
En el valle, en la montaña,
En la pampa, y en el mar.
Cada cual con sus trabajos,
Con sus sueños cada cual,
Con la esperanza adelante,
Con los recuerdos de trás,
Yo tengo tantos hermanos
Que nos los puedo contar.
Gente de mano caliente,
Por eso de la amistad,
Con un rezo pa rezar.
Con un llanto pa llorar.
Con un horizonte abierto
Que siempre está más allá,
Y esa fuerza pa buscarlo
Con tezon y voluntad.
Cuando parece más cerca,
Es cuando se aleja más,
Yo tengo tantos hermanos
Que no los puedo contar.
Y asi seguimos andando,
Curtidos de soledad,
Nos perdemos por el mundo,
Nos volvemos a encontrar.
Y asi nos reconocemos
Por el lejano mirar,
Por las coplas que mordemos
Semillas de imensidad.
Y asi seguimos andando
Curtidos de soledad,
Y en nosotros nuestros muertos
Pa que nadie quede atraz.
Yo tengo tantos hermanos
Que nos los puedo contar,
Y una novia muy hermosa
Que se llama libertad.
Que nos los puedo contar,
Y una novia muy hermosa
Que se llama libertad.