Libertad Lamarque |
Realizó sus estudios primarios en el Colegio Juana Blanco, de la calle Buenos Aires en la ciudad de Rosario, y fue la menor de diez hermanos: Comenzó su carrera en la actuación, de manera profesional, a los 7 años de edad. En esa época, participó con el conjunto Los Libres en obras como Las víboras, pieza de Florencio Sánchez, en actos de beneficencia, en fiestas para los presos de Rosario (en las cuales su padre colaboraba en cuanto a la organización) y en actos culturales llevados a cabo en plazas públicas de la región. Entre sus logros destacan haber ganado un premio en un carnaval de disfraces (por su traje de una sirena), y haber recibido una medalla de oro en el concurso infantil del Eden Park, además de obtener un reconocimiento como la «reina del corso». Poco después hizo su primera gira teatral con un elenco de ámbito nacional e, incluso, llegó a visitar la región sur de Buenos Aires.
En 1926, Lamarque se trasladó con su familia a la calle Corrientes, en el centro de Buenos Aires. Recomendada por un periodista rosarino, se presentó ante el reconocido empresario Pascual Carcavallo, dueño del Teatro El Nacional. Carcavallo la aceptó y pagó clases de actuación para ella y el resto del elenco del teatro, lo que le permitió representar un papel en la obra El dueño del pueblo, de Julio Sánchez Gardel. Tras realizar una interpretación del tango «Tanita de la proa» vestida de marinero, le solicitó una interpretación de «Mocosita» que recomendaba Salvador Merico y Olinda Bozán. Posteriormente fue reemplazado por otros tangos como «Tatuaje», «Pato», «La cumparsita», «Langosta» y «El ciruja». Trabajó asiduamente con él por un año y con 300 pesos argentinos mensuales como sueldo. Luego, intervino en un sainete titulado La muchacha de Montmartre, de José Saldías, integrando un trío vocal con las actrices Antonia Volpe y la ya mencionada Bozán, siendo acompañadas por el guitarrista Rafael Iriarte. El autor Pedro Ochoa expresó: "Será en la década de 1930 cuando su nombre se sume a la corriente principal del tango. Es la década de los cantantes. Y entre las mujeres, un selecto grupo de cancionistas ocupa el centro de la escena: Azucena Maizani, Mercedes Simone, Ada Falcón, la actriz Tita Merello y por supuesto Libertad Lamarque".
Dos meses después debutó en Radio Prieto y fue contratada por la empresa RCA Victor, que le pagaría 150 pesos por cada disco, pero luego cobraría el doble por cada mes. El 26 de septiembre de 1926, grabó sus primeros discos con temas musicales como «Chilenito» (de Agustín Irusta) y «Gaucho Sol» (de Santiago Rocca y Atilio Supparo), auspiciados por la compañía Víctor para la cual grabó durante toda su carrera artística de 8 décadas.
Inició su carrera en teatro y luego continuó con el cine. En 1927, se casó con Emilio Romero, un apuntador del Teatro Smart con quien el mismo año tuvo a su única hija, Mirtha, que llegó a incursionar como cantante en 2 oportunidades. En 1929, actuó en la obra El conventillo de la Paloma, de Alberto Vacarezza, encarnando a la muchacha que llaman «Doce Pesos». Vestida por la sastrería Casa Las María Luisa (a la cual concurrían importantes figuras del espectáculo), continuaba en el teatro y cantando cada vez con roles más significativos, a tal punto que, con casi 30 años ya era considerada como toda una «personalidad». Las primeras grabaciones que realizó en los años 1920 fueron eléctricas, conocidas como sistemas de grabación ortofónica. Luego llegaría la grabación analógica, y finalmente se utilizaría el sistema digital.
En 1929, comenzó el rodaje del filme mudo Adiós, Argentina -donde Lamarque interpretó a una paisana-, el cual se estrenó al año siguiente. Tras esta producción, Luis César Amadori la contrató para actuar al lado de Florencio Parravicini en una compañía revisteril en el Teatro Maipo, junto con un reparto que incluyó a Alberto Anchart y León Zárate.
Durante una gala benéfica en el Teatro Colón en 1931, fue elegida «reina del tango», escoltada por Rosita Montemar y Fedora Cabral. En esa ocasión interpretó «La Cumparsita» y «Taconeando». Cabe señalar que como cantante de tangos se caracterizó por tener una tonada muy aguda. Incluso interpretó «Volver» junto a uno de los máximos exponentes del género: Carlos Gardel. Adicionalmente, actuó en sainetes porteños como La vida es un sainete y Cortafierro, de Alberto Vaccarezza, donde interpretó el tango «Araca, corazón». En 1932, a manera de conmemoración de las mil presencias escénicas, realizó una gira por Paraguay y diversas provincias del interior argentino junto a músicos como Gregorio Rivero, Ángel Las Heras y Nicolás Ferrari. A pesar de que las grabaciones se sucedían ininterrumpidamente, entre 1934 y 1936 hubo un intervalo. Durante varios años se presentó en el Teatro Liceo, destacándose principalmente en Tres valses (1940), con Roberto Airaldi.
En 1933, Argentina Sono Film la contactó para protagonizar ¡Tango!, obra de Luis José Moglia Barth que además es el primer filme sonoro del cine argentino. El contrato de la película estipulaba que ningún integrante del elenco debía figurar antes que Lamarque en los créditos, lo cual se respetó al final. El reparto principal estaba compuesto por Tita Merello, Alberto Gómez, Alicia Vignoli, Pierina Dealessi y Carmencita Calderón.
Por otra parte, Lamarque obtuvo un importante éxito en estaciones de radio como Belgrano o El Mundo, donde recibió una notable suma de dinero, equiparable a los salarios de Niní Marshall, Pepe Arias y Luis Sandrini. Poco después resultó elegida «Miss Radio», según una encuesta realizada por la revista Sintonía de 1934, en la que obtuvo 57.483 votos.
En 1935, los críticos la definieron como actriz melodramática tras su actuación en El alma del bandoneón, junto a Pepita Muñoz. En 1936, intervino en Ayúdame a vivir, de José Agustín Ferreyra, en el rol de Luisita. El argumento, diseñado por el ya mencionado director y por Lamarque, narra las desventuras románticas de una joven y recoge experiencias personales de la propia cantante, e introduce la innovación de interrumpir el diálogo para continuarlo con una canción entonada por la actriz. Con Ayúdame a vivir, según la historiadora Estela Dos Santos, "fundaron algo así como la ópera tanguera cinematográfica". En su momento, el director del ya mencionado filme evocó: "Ahí Libertad Lamarque operó el milagro de conquistar el Pacífico para la cinematografía argentina". Para entonces, en Argentina Lamarque contaba con una notable popularidad en el público, la cual se extendió al presentarse en otros países latinoamericanos y en España.
"El hecho de haber escrito el argumento no me lo perdonó el periodismo "casi" en general, y nos cayeron despiadadamente, pero el público argentino dijo "sí" desde el primer momento, y el público es irrefutable, él no sabe de entretelones ni de intereses, es imparcial y aplaude lo que le gusta. Así vimos por toda América durante varias décadas Ayúdame a vivir, iluminando las pantallas cuando los dueños de los cines necesitaban fondos urgentes, para levantar algún pagaré."
El compositor Homero Manzi escribió el guion de Eclipse de sol (1943), basada en una obra de Enrique García Velloso. Esta película fue uno de los últimos trabajos notables de Lamarque en Argentina, y para esta composición debió cambiar la tonalidad de su cabello. Luego de encarnar a Lola Morel en una película de 1944, fue convocada para encabezar junto a Eva Duarte su último filme antes de su exilio. Sin embargo en 1947, se estrenó Romance musical, rodada años antes.
Lamarque y Evita se conocieron en 1944, cuando un terremoto produjo serios daños en la provincia de San Juan, y hubo 10.000 víctimas aproximadamente. Como otros militares nacionalistas del Grupo de Oficiales Unidos (GOU), Juan Domingo Perón pertenecía al gabinete del presidente de facto Pedro Pablo Ramírez, donde ejercía como secretario de trabajo y previsión y secretario de guerra. Ante la tragedia, Perón encabezó una convocatoria dirigida a figuras notorias como Lamarque, Mirtha Legrand, Mecha Ortiz, Silvana Roth y Niní Marshall (de quien fue íntima amiga), quienes colaboraron aportando dinero. Lamarque otorgó 3.900 pesos argentinos.
El resto de su carrera estuvo ligado al tango y al medio televisivo, participando en telenovelas de diferentes países latinoamericanos como Mamá, Soledad o Amada. Además, obtuvo importantes premios en diversos países. Entre ellos se encuentra haber sido designada «Ciudadana ilustre de la Ciudad de Buenos Aires» y «Personalidad Emérita de la Cultura Argentina» por la Secretaría de Cultura y en 1985, recibió en Argentina el premio Konex de Platino a la Mejor Cantante de Tango. En 1998, a la edad de 90 años, incursionó en La usurpadora, telenovela mexicana, y 2 años después, recibió el premio Ariel de Oro por su trayectoria y encarnó a la madre superiora del ciclo infantil Carita de ángel.
En su haber artístico contaba con 62 películas (20 en Argentina, 41 en México y una en España) más 4 participaciones especiales, sumado a 800 canciones registradas, 7 ciclos televisivos y una gran cantidad de obras teatrales.
Tango: Madreselva
Música: Francisco Canaro
Letra: Luis César Amadori
Intérprete: Libertad Lamarque
Las letras de Tango reflejan la vida misma. Reflejan el dolor, el placer, la nostalgia, alegrías y tristezas. A través de ellas te invito a pensar!
Letra:
Vieja pared del arrabal,
tu sombra fue mi compañera.
De mi niñez sin esplendor
la amiga fue tu madreselva.
Cuando temblando mi amor primero
con esperanzas besaba mi alma,
yo junto a vos, pura y feliz,
cantaba así mi primera confesión.
Madreselvas en flor que me vieron nacer
y en la vieja pared sorprendieron mi amor,
tu humilde caricia es como el cariño
primero y querido que siento por él.
Madreselvas en flor que trepándose van
es tu abrazo tenaz y dulzón como aquel,
si todos los años tus flores renacen,
hacé que no muera mi primer amor...
Pasaron los años y mis desengaños
yo vengo a contarte, mi vieja pared...
Así aprendí que hay que fingir
para vivir decentemente;
que amor y fe mentiras son
y del dolor se ríe la gente...
Hoy que la vida me ha castigado
y me ha enseñado su credo amargo,
vieja pared, con emoción
me acerco a vos y te digo como ayer.
Madreselvas en flor que me vieron nacer
y en la vieja pared sorprendieron mi amor,
tu humilde caricia es como el cariño
primero y querido que nunca olvidé.
Madreselvas en flor que trepándose van,
es tu abrazo tenaz y dulzón como aquel...
Si todos los años tus flores renacen,
¿por qué ya no vuelve mi primer amor?