Las letras de Tango reflejan la vida misma. Reflejan el dolor, el placer, la nostalgia, alegrías y tristezas. A través de ellas te invito a pensar!
Letra: ¡Qué ganas de llorar en esta tarde gris! En su repiquetear la lluvia habla de ti... Remordimiento de saber que por mi culpa, nunca, vida, nunca te veré. Mis ojos al cerrar te ven igual que ayer, temblando, al implorar de nuevo mi querer... ¡Y hoy es tu voz que vuelve a mí en esta tarde gris!
Ven —triste me decías–, que en esta soledad no puede más el alma mía... Ven y apiádate de mi dolor, que estoy cansada de llorarte, sufrir y esperarte y hablar siempre a solas con mi corazón. Ven, pues te quiero tanto, que si no vienes hoy voy a quedar ahogada en llanto... No, no puede ser que viva así, con este amor clavado en mí como una maldición.
No supe comprender tu desesperación y alegre me alejé en alas de otro amor... ¡Qué solo y triste me encontré cuando me vi tan lejos y mi engaño comprobé! Mis ojos al cerrar te ven igual que ayer, temblando, al implorar de nuevo mi querer... ¡Y hoy es tu voz que sangra en mí, en esta tarde gris!
Las letras de Tango reflejan la vida misma. Reflejan el dolor, el placer, la nostalgia, alegrías y tristezas. A través de ellas te invito a pensar!
Letra: Vengan a ver... El bailongo se formó en su ley a la luz de un gran farol medioeval. Todo el barrio se volcó en aquel caserón, bajo el parral, a bailar, y al quejarse el bandoneón se escuchó tristes las notas de un tango que nos hablaba de amor, de mujer, de traición, de milongas manchadas de sangre, de sus malevos y el Picaflor. Se fue el arrabal con toda su ley. Su historia es, tal vez, la cruz del puñal. Se fue el arrabal que hablaba de amor y aquel taconear también se perdió. ¿Quién no sintió la emoción del taconear y el ardor que provoca el bandoneón al llorar? Tango brujo de arrabal, triste son que se agita en el misal de un querer y en la lírica pasión del matón. Notas que muerden las carnes con su motivo sensual al volcar la pasión que llevamos, tal vez, muy adentro, en lo más hondo del corazón.
Las letras de Tango reflejan la vida misma. Reflejan el dolor, el placer, la nostalgia, alegrías y tristezas. A través de ellas te invito a pensar!
Letra: Vieja milonga que en mis horas de tristeza traes a mi mente tu recuerdo cariñosa, encadenándome a tus notas dulcemente siento que el alma se me encoje poco a poco. Recuerdo triste de un pasado que en mi vida, dejó una página de sangre escrita a mano, y que he llevado como cruz en mi martirio aunque su carga infame me llene de dolor.
Fue aquella noche que todavía me aterra. Cuando ella era mía jugó con mi pasión. Y en duelo a muerte con quien robó mi vida, mi daga gaucha partió su corazón. Y me llamaban el choclo compañero; tallé en los entreveros seguro y fajador. Pero una china envenenó mi vida y hoy lloro a solas con mi trágico dolor.
Si alguna vuelta le toca por la vida, en una mina poner su corazón; recuerde siempre que una ilusión perdida no vuelve nunca a dar su flor.
Besos mentidos, engaños y amarguras rodando siempre la pena y el dolor, y cuando un hombre entrega su ternura cerca del lecho lo acecha la traición.
Hoy que los años han blanqueado ya mis sienes y que en mi pecho sólo anida la tristeza, como una luz que me ilumina en el sendero llegan tus notas de melódica belleza. Tango querido, viejo choclo que me embarga con las caricias de tus notas tan sentidas; quiero morir abajo del arrullo de tus quejas cantando mis querellas, llorando mi dolor.
Héctor Domingo Marcolongo, nació en el barrio de Boedo, Provincia de Buenos Aires el 13 de diciembre de 1906. Fue un músico de tango que se destacó principalmente como compositor. También fue actor de teatro y radioteatros, como "Chispazos de tradición". Fue el letrista preferido de Carlos Di Sarli y también cantaron sus tangos Edmundo Rivero, Ángel Vargas, Charlo, Ricardo Tanturi, Enrique Rodríguez, Miguel Caló y Pedro Laurenz, entre otros.
Era definido utilizando el título de uno de sus tangos, como "porteño y bailarín". Pese a ser recordado como compositor de tangos, su mayor preferencia era cantar.
Se casó con Susana Lidya Orlandini, con quien tuvo dos hijos: Héctor Rodolfo Marcolongo y Gloria Marcó, cantautora de tangos.
Héctor Marcó cuenta…
“Desde muy chico me gustaba cantar y escribir e integraba los habituales coros de las escuelas para las fechas patrias. En las fiestas de fin de curso bailaba el pericón, tenía habilidad para esas cosas. Y para los bailes de carnaval integraba un centro gauchesco, que eran espacios barriales muy populares por aquellos tiempos.
Ese fue mi primer contacto con la música. Tanto me gustaba que un tío me regaló una guitarra. Comencé a conocer los primeros tangos. Cuando mi familia se mudó por unos años, a una localidad del interior de la provincia, aprendí todo lo que sé de canto. De regreso a la ciudad comencé a escribir para diversos ritmos: zambas, estilos, todo eso. Andaría por los 20 años cuando el entonces famoso dúo Ruiz-Acuña (integrado por René Ruiz y Alberto Acuña) me grabó dos temas para un mismo disco de 78 r.p.m., era el vals “Dolor” y la tonada “Fiel riojanita”.
Después de cumplir con el servicio militar se me ocurrió que podía ganar algún dinero cantando y tuve suerte. Un amigo me consiguió una recomendación para Pablo Osvaldo Valle, quien era director artístico de LOY Radio Nacional, que luego fuera Radio Belgrano. Me ofrecieron 40 pesos por semana, una buena cifra. A Charlo le pagaban 60. Seguía escribiendo y el dúo Ruíz-Torres me grabó “Jue pucha qué mala suerte”. También fui chansonier en una orquesta de jazz y estrené un foxtrot “La hija del pescador”, que más tarde me grabara Agustín Magaldi (en 1931).
También fui actor de radioteatros, en algunos ciclos muy recordados con el tiempo, como Chispazos de Tradición y del que fuera autor Alberto Vaccarezza: Sainetes Porteños. Hice teatro, también con Vaccarezza, en el Teatro Nacional de comedia y en el Teatro Sarmiento, con la compañía de Camila Quiroga.
Pero lo que más me gustaba era cantar y no me iba mal. Por 1930, Domingo Scarpino reunió un grupo de gente para realizar una gira por Europa, que finalmente no se hizo por las pretensiones desmedidas del empresario. Pero en esos días caminando por la calle con un compañero músico este me dijo que mi nombre artístico —el verdadero— era demasiado largo: «Si Devincenzi se lo acortó a Devin, por qué vos no te ponés Marcó.» Me gustó y lo adopté.
Haciendo por radio Sainetes Porteños conocí a Carlos Gardel, porque en la audición siguiente cantaba él y aproveché para dejarle un tango, le pedí que me lo grabara. Estaba por viajar a Francia y me dijo que no aprendería nada más, «Pero traemelo que lo voy a leer. Yo ya escuché que sos un buen autor y un buen cantor, en el stud de Maschio». Cabe aclarar que me gustaban muchos los caballos, el turf. Pero no se lo llevé, era un tango ideal para él, se titulaba “Conscripción” y lo dejé porque después de Gardel no me interesaba que lo cantara nadie. Tiempo después, supe que lo ensayó Alberto Marino, pero nada más.
Me hice muy amigo de Magaldi, en realidad Magaldi me gustaba mucho. Él me grabó el vals “Alma mía”, el 15 de julio de 1936. Y está el asunto del tema “Yo tengo una novia”, yo había escrito la letra, luego sus guitarristas: Diego Centeno y Rosendo Pesoa hicieron la música. Ahora, Magaldi había firmado un contrato en exclusividad con una cinematográfica y el tema se iba a incluir en una película y no debía ser cantado por nadie más. Entonces con los muchachos guitarristas íbamos radio por radio para pedir que no lo difundieran, porque se había convertido en un éxito. Finalmente lo interpretó en la película Monte Criollo, estrenada el 22/5/1935, con Azucena Maizani, Agustín Magaldi, Pedro Noda, Francisco Petrone, Nedda Francy y otros, que estaba dirigida por Arturo Mom. Pero lo interesante fue que dicha escena fue cortada para la exhibición en nuestro país, se dice que quedaron algunas copias para el extranjero. Y lo concreto es que el disco no se grabó.
Llegué a tener orquesta propia, en realidad un intento. Actuamos en el balneario El Ancla, de Vicente López, Buenos Aires). De allí fuimos a Radio El Mundo, donde el director artístico de la misma, Luis Gianneo, me apreciaba mucho y me convocó. En mi orquesta contaba con Santos Lípesker y Julio Ahumada en los bandoneones y Juan José Paz en el piano. Era una orquesta digna, pero al segundo ensayo faltaron dos músicos y decidí abandonar. Ya tenía la experiencia de varios amigos directores que llegaron a llorar, por la impotencia en reunir a sus músicos. Otros tendrían la facilidad de hacerlo, yo no.
Hice la música de la película “El camino de las llamas” (8/4/1942), dirigida por Mario Soffici. Allí conocí a Edmundo Rivero, que trabajaba de guitarrista.
Y conocí a Carlos Di Sarli, me lo presentó Cayetano Puglisi. Me elogió “Alma mía” y ya conocía “Callejón” y “Que nunca me falte”. Me preguntó si quería colaborar con él. Fuimos a un bar de Tucumán y Maipú y comenzó a tararearme un tango. Enseguida le dije el nombre: «Se va a llamar “Corazón”».
Lo grabaron Roberto Rufíno el 11 de diciembre de 1939 y, 15 años más tarde, Mario Pomar, el 2 de febrero de 1955. Después de la primera grabación, yo estaba en el estudio, Di Sarli dejó el piano y me dijo: «Lo felicito. Si usted quiere podemos ser colaboradores de ahora en adelante». A partir de eso siguieron “Alma mía” que había hecho con Diego Centeno, grabado por Rufino el 15/2/1940 y “En un beso la vida”, con música de Di Sarli, grabada con Rufino el 23/9/1940.
Luego siguieron el vals “Rosamel”, el tango “Bien frappé”, “Nido gaucho”, “Cuando el amor muere” (con música de Alfredo Malerba), “Acuérdate de mí” (con música de Alfredo Cucci), “Esta noche de luna” (con música de José García y Graciano Gómez), “Tu, el cielo y tu” (con música de Mario Canaro), “Tu íntimo secreto” (con música de Graciano Gómez), “Tus labios me dirán” (con música de Emilio Brameri), y de vuelta con el maestro Di Sarli “Así era mi novia”, “Juan Porteño”, “Porteño y bailarín”, “Por qué le llaman amor”, “La capilla blanca”, “Con alma y vida”, “Tangueando te quiero” y “Cuatro vidas”. Como autor y compositor hizo: “Whisky”, “A mi padre”, “Cómo querés que te quiera”, “Mis consejos”, “Tardecitas estuleras” (milonga), entre otros."
Como puede verse ha sido Marcó el letrista emblemático de Carlos Di Sarli. Debe mencionarse que Edmundo Rivero llevó a su repertorio varios títulos de Marcó: “Mis consejos”, “Tirate un lance”, “Sangre de pato” y también “Whisky” y “Cómo querés que te quiera” y “Tardecitas estuleras”, una milonga que tiene que ver con su afición al turf. Llegó a tener un stud propio llamado Nido Gaucho, atendido en San Isidro por su hermano Ricardo. La letra de la milonga nos dice: «Ricardo prepará el mate / y alguna copita fuerte/ que pa'relojear la suerte / voy a caer al stud».
Fue un poeta sencillo pero muy sensible al comportamiento humano, buen pintor costumbrista, de versos directos, muy deivo de personajes y situaciones cotidianas. La letra de “Mis consejos”, por un lado y “Whisky” por el otro, son un ejemplo de su mirada al interior del porteño.
Principales tangos
Marcó compuso también algunos tangos de éxito como:
Las letras de Tango reflejan la vida misma. Reflejan el dolor, el placer, la nostalgia, alegrías y tristezas. A través de ellas te invito a pensar!
Letra:
Acercate a mi y oirás mi corazón contento latir como un brujo reloj. La noche es azul, convida a soñar, ya el cielo ha encendido su faro mejor. Si un beso te doy, pecado no ha de ser; culpable es la noche que incita a querer. Me tienta el amor, acércate ya, que el credo de un sueño nos revivirá.
Corre, corre barcarola, por mi río de ilusión. Que en el canto de las olas surgirá mi confesión.
Soy una estrella en el mar que hoy detiene su andar para hundirse en tus ojos. Y en el embrujo de tus labios muy rojos, por llegar a tu alma mi destino daré. Soy una estrella en el mar que hoy se pierde al azar sin amor ni fortuna. Y en los abismos de esta noche de luna, sólo quiero vivir, de rodilla a tus pies, para amarte y morir.
Acércate a mi y oirás mi corazón contento latir como un brujo reloj. Mi voz te dirá Palabras de miel que harán de tu pecho fuego encender. El canto del mar repite en su rumor qué noche de luna, qué noche de amor. Dichoso de aquel que pueda decir, yo tengo un cariño qué dulce es vivir.
En el día de la fecha recordamos el Día Nacional del Tango, les dejo el link (http://www.bertosabinotango.blogspot.com/2014/12/dia-nacional-del-tango.html) de la publicación de la biografía... Las letras de Tango reflejan la vida misma. Reflejan el dolor, el placer, la nostalgia, alegrías y tristezas. A través de ellas te invito a pensar!
Las letras de Tango reflejan la vida misma. Reflejan el dolor, el placer, la nostalgia, alegrías y tristezas. A través de ellas te invito a pensar!
Letra: Por una cabeza de un noble potrillo que justo en la raya afloja al llegar, y que al regresar parece decir: No olvidés, hermano, vos sabés, no hay que jugar. Por una cabeza, metejón de un día de aquella coqueta y burlona mujer, que al jurar sonriendo el amor que está mintiendo, quema en una hoguera todo mi querer.
Por una cabeza, todas las locuras. Su boca que besa, borra la tristeza, calma la amargura. Por una cabeza, si ella me olvida qué importa perderme mil veces la vida, para qué vivir.
Cuántos desengaños, por una cabeza. Yo juré mil veces, no vuelvo a insistir. Pero si un mirar me hiere al pasar, sus labios de fuego otra vez quiero besar. Basta de carreras, se acabó la timba. ¡Un final reñido ya no vuelvo a ver! Pero si algún pingo llega a ser fija el domingo, yo me juego entero. ¡Qué le voy a hacer..!