20 de septiembre, Día Nacional del Caballo…
En conmemoración de la fecha en que Mancha y Gato entraron en la Ciudad de Nueva York, el Honorable Senado de la Nación Argentina y la Cámara de Diputados, han designado esta fecha como el "Día Nacional del Caballo".
Mancha y Gato, caballos Criollos que marcharon desde Buenos Aires, a Nueva York, guiados por el suizo Aimé Félix Tschiffely.
Al inicio de la travesía, Mancha (pelaje: overo) y Gato (pelaje: gateado) tenían 15 y 16 años respectivamente. Su carácter era poco amigable. Habían crecido en la Patagonia, donde se habían acostumbrado a las condiciones más hostiles. Su propietario, Emilio Solanet, se los había comprado al cacique tehuelche Liempichún en Chubut.
Domarlos puso a prueba las facultades de varios de los mejores domadores. Cuenta el profesor suizo: "Desde los primeros días advertí una real diferencia entre sus personalidades. Mancha era un excelente perro guardián: estaba siempre alerta, desconfiaba de los extraños y no permitía que hombre alguno, aparte de mí mismo, lo montase... Si los extraños se le acercaban, hacía una buena advertencia levantando la pata, echando hacia atrás las orejas y demostrando que estaba listo para morder... Gato era un caballo de carácter muy distinto. Fue domado con mayor rapidez que su compañero. Cuando descubrió que los corcovos y todo su repertorio de aviesos recursos para arrojarme al suelo fracasaban, se resignó a su destino y tomó las cosas filosóficamente... Mancha dominaba completamente a Gato, que nunca tomaba represalias".
El amor a su jinete está reflejado en sus cariñosas palabras: "Mis dos caballos me querían tanto que nunca debí atarlos, y hasta cuando dormía en alguna choza solitaria, sencillamente los dejaba sueltos, seguro de que nunca se alejarían más de algunos metros y de que me aguardarían en la puerta a la mañana siguiente, cuando me saludaban con un cordial relincho".
El baqueano y rastreador que se encargó de la compra, selección y arreo de los mismos fue el gaucho Don Reynaldo Rodríguez, quien en sus últimos años vivió en la zona de América, Provincia de Buenos Aires.
Partiendo del local de la Sociedad Rural Argentina en Buenos Aires, el 24 de abril de 1925 se inició una de las travesías más famosas del siglo. Mancha y Gato, guiados por el profesor suizo Aimé F. Tschiffely recorrieron los 21.500 km desde la ciudad de Buenos Aires hasta Nueva York, conquistando el récord mundial de distancia y también el de altura, al alcanzar 5.900 msnm en el paso El Cóndor, entre Potosí y Chaliapata (Bolivia). El viaje se desarrolló en 504 etapas con un promedio de 46,2 km por día.
Tschiffely estaba convencido de la fortaleza de los rústicos caballos criollos. Tomó contacto con Emilio Solanet, criador y propulsor del reconocimiento de la raza, y uno de los fundadores de la Asociación de Criadores de Caballos Criollos de Argentina. Este le regaló los dos caballos.
Algunas semanas fueron necesarias para que jinete y montados se prepararan para semejante travesía, y se fijó el 23 de abril de 1925 como fecha de partida.
Por entonces no había caminos en varios tramos del recorrido, y cuando existían, no se caracterizaban por su buen estado. Tschiffely tuvo que resignarse a no llevar carpa, ya que las que se podían conseguir por aquellos tiempos eran muy pesadas.
Durante el viaje cruzaron varias veces la Cordillera de los Andes y fue en esos cruces donde mayores dificultades encontraron. El escabroso terreno se eleva a más de 5500 m y la temperatura llega a -18 °C.
El diario La Nación, junto a otros medios, siguió desde sus páginas al valiente aventurero y sus caballos. Algunas de las líneas decían así... "En Huarmey, el guía no pudo más, ni sus bestias. Los dos criollos Mancha y Gato se revolcaron, tomaron agua y después se volcaron al pasto con apetitos de leones. De Huarmey a Casma, 30 leguas, calores colosales ¡52 grados a la sombra! sin agua, ni forraje, arena, arena, arena. Los cascos se hundían permanentemente de 6 a 15 pulgadas en la arena candente".
Más de 3 años después de haber salido de Buenos Aires, Tschiffely arribó a Nueva York el 20 de septiembre de 1928 (3 años, 4 meses y 6 días).
Mancha y Gato |
Canción: El alazán
Letra: Atahualpa Yupanqui
Música: Paula Pepin
Intérprete: Atahualpa Yupanqui
Las letras de Tango reflejan la vida misma. Reflejan el dolor, el placer, la nostalgia, alegrías y tristezas. A través de ellas te invito a pensar!
Letra:
Era una cinta de fuego,
galopando, galopando.
Crin revuelta en llamaradas,
mi alazán te estoy nombrando.
Trepo las sierras con luna,
cruzó los valles nevando.
Cien caminos anduvimos,
mi alazán te estoy nombrando.
¿Qué oscuro lazo de nieve
te pialó junto al barranco?.
¿Cómo fue que no lo viste?,
¿Qué estrella andabas buscando?
En el fondo del abismo,
ni una voz para nombrarlo.
Solito se fue muriendo,
mi caballo, mi caballo.
En una horqueta de un tala
hay un morral solitario,
y hay un corral sin relinchos,
mi alazán te estoy nombrando.
Si es como dicen algunos,
que hay cielos pal' buen caballo,
por ahí andará mi flete,
galopando, galopando.
Oscuro lazo de nieve
te pialó junto al barranco.
¿Cómo fue que no lo viste?,
¿Qué estrella andabas buscando?.
En el fondo del abismo,
ni una voz para nombrarlo.
Solito se fue muriendo,
mi caballo, mi caballo.